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Amado

Juradme, muchachas de Jerusalén
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertaréis ni turbaréis
al amor hasta que él quiera.

Conclusión

Coro

¿Quién es esa que sube del desierto,
recostada en el hombro del amor?

Amado

Debajo del manzano te desperté,
allí donde te concibió tu madre,
allí donde te concibió y te dio a luz.

Amada

Grábame como un sello
sobre tu corazón,
como un sello en tu brazo;
porque el amor es más fuerte que la muerte,
la pasión, más implacable que el abismo.
Sus saetas son saetas de fuego,
llamarada divina.

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